CRÓNICAS MONTAÑERAS: Mondoto 1957 m.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Mondoto 1957 m.

Domingo 4 de Septiembre:

Pico Mondoto 1957 m. y la Estiva 2004 m.

Ruta senderista desde Nerín

Con Raquel (la marmota) y Rafa (el freerider).

Pico Mondoto

Ayer fue un día duro con Raquel en el Pico Barrosa, hoy compensaremos la balanza con otra ascensión corta sencilla y agradecida, el Mondoto y La Estiva.
Viajamos desde Campo, donde hemos dormido Raquel y yo, a Nerín. Allí nos espera Rafa (el freerider) desaparecido hace meses de estas "Crónicas" por una lesión de hombro con su correspondiente operación y rehabilitación de la que ya ha salido satisfactoriamente.

Tres Soroes, tres Marías y Añisclo

Remontamos la pista forestal de Cuello Arenas hasta que nos topamos con la barrera que cierra el paso a vehículos privados, aparcamos y comenzamos la marcha.
Allí mismo nace el sendero que sube a Cuello Arenas atajando la pista y al poco de empezar el desvío al Mondoto que tomaremos.

Sestrales

Prácticamente no hay pérdida, llegamos a un gran collado entre el Mondoto y la Estiva, giramos a la derecha enfrentándonos a las palas de nuestro objetivo. Parece un pico de "vacas" sin mucho interés, algo aburrido de subir, pero al llegar a la cúspide, ¡sorpresa!
Aparecen a nuestros pies los impresionantes abismos con caída directa al Cañón de Añisclo, la fachada del Sestrales al frente intimida.

Raquel con las paredes del Sestrales

Igualmente divisamos toda la "grieta" que compone el largo Cañón hasta el collado de Añisclo con la Suca y las tres Marías a la derecha y la Punta de las Olas, Soum de Ramond, Monte Perdido y Cilindro a la izquierda.
Un rebaño de cabras asilvestradas practica "escalada" en diminutas repisas sobre el precipicio, en cuanto nos ven suben a la cima a pedir comida.

Impresionantes cortados

La más curiosa se lleva de premio varias gominolas que a juzgar por su entusiasmo le encantan. No estamos mucho rato porque igual que en otros dosmiles en época estival una nube de hormigas voladoras no deja de incordiar. Regresamos al collado por el mismo itinerario.
Raquel no quiere andar más y se queda en el collado comiendo y descansando mientras Rafa y yo afrontamos la ascensión a la cercana Estiva.

No encontramos sendero con continuidad, acabamos entre pedreras y erizones buscándonos la vida. Un vértice geodésico indica el punto culminante. Las vistas de este pico sobre el macizo de Monte Perdido son aún más espectaculares.
Cómo espera Raquel no perdemos mucho tiempo, descendemos al collado siguiendo unos hitos por el cordal que imaginamos conducirán a un sendero o algo así pero no.

Cuando se acentúa la pendiente toda la ladera esta colonizada por erizones, con cuidado y poco a poco conectamos con el sendero de subida donde espera Raquel.
Los tres juntos seguimos bajando con tranquilidad mientras charlamos con Rafa que nos pone al día de su vida en estos últimos meses.

Llegamos al coche con un calor horroroso, sentados bajo la escasa sombra del portón trasero tomamos las latas frescas en las que tanto pensamos mientras descendemos.
Despedida de Rafa que con esta primera toma de contacto espera retomar la asiduidad que le caracteriza en estas páginas. Raquel y yo volvemos a Campo a ducharnos, comer y a Zaragoza relajados.