CRÓNICAS MONTAÑERAS: Vía Ferrata de Olvena

viernes, 27 de septiembre de 2019

Vía Ferrata de Olvena

Miércoles 21 de Agosto:

Vía Ferrata del Santo Cristo. Olvena.

Con Lucia, Juan y Luis.

Es de las ferratas donde mejor se aprecia la profundidad en las fotos

Luis se ha empeñado en iniciar a sus hijos en el descenso de barrancos, hasta allí todo bien, el problema es que tienen 6 y 9 años. Para empezar no hay neoprenos tan pequeños, y con lo poco que pesan dudo mucho que la cuerda corra por el descensor aunque la suelten.
Visto lo visto tuve que "negociar" para ofrecerle otra actividad alternativa, englobada en los deportes de "aventura" pero más realista.

Finalmente accedió a "resignarse" con una vía ferrata y la posibilidad de una segunda si la cosa iba bien. Estoy instalado en Campo de vacaciones así que el día elegido viajaron desde Zaragoza hasta Graus donde quedamos.
La ferrata del Santo Cristo, situada en el congosto de Olvena, bajo el pueblo que le da nombre, es la primera que se instaló en Aragón.

Asciende por unas canales desde la carretera del congosto hasta el pueblo de Olvena, volviendo al coche por un sendero andando.
Se puede considerar una vía de iniciación, técnicamente no tiene más dificultad que las únicas cuatro grapas algo extra plomadas que equipa la vía en su final.

Es similar a una sencilla vía de escalada con cable de vida para asegurar, las grapas aparecen en la salida de la vía. Hasta la fecha la más joven que he llevado ha sido a mi sobrina Eva cuando tenia 10 años, se las vio y deseó. Lo que para un adulto es un simple escalón al pequeño se le hace un muro de escalada imposible de superar, menos mal que fue Bea (secretaria) tras ella ayudándola en cada paso complicado.

Juan y Lucia con 9 y 6 años son niños de "juguete" pero más habilidosos de lo imaginado. La ventaja es que pesan tan poco que con una mano los elevas y colocas donde haga falta sin ningún esfuerzo.
Nos juntamos en Graus para tomar el café y ponernos al día, el plan es recorrer primero la ferrata de Olvena y si vamos bien de tiempo enlazar con la corta ferrata de la Peña del Morral en Graus.

Los arneses más pequeños que tengo les valen por los pelos, sobran tres vueltas de cinturón. Con el equipo completo incluido casto tienen un aspecto de lo más gracioso y sobre todo mucho entusiasmo.
En el comienzo les explicamos e ilustramos como deben progresar, voy delante con Juan y Luis atrás con Lucia.

Trepan bien, incluso suben solos por donde se me antoja imposible, le doy la mano a Juan para ayudarle y en la mitad de los casos se niega a agarrar. Para los adultos es un paseo pero ellos sudan de lo lindo y se cansan mucho más.
Poco a poco vamos progresando muy pendientes de ellos, la parte inicial siendo la "fácil" fue donde se tuvieron que esmerar, no les daban ni las piernas ni los brazos.

Cuando superan pasos difíciles para ellos se les refleja en sus caras de concentración y "circunstancias". Hacemos paradas cortas de vez en cuando a descansar y es entonces cuando sus rostros cambian a sonrientes.
La salida de la ferrata por las grapas es lo más complejo, a Juan lo voy llevando prácticamente a volandas de grapa en grapa cambiándole los anclajes y pasa sin problemas. A Lucia la acompaña su padre anclada con un cabo además del disipador.

Salimos a la cumbre de la peña y veo a los tres, incluido el padre, super contentos. No se si porque han conseguido superarse a si mismos o simplemente porque han logrado "sobrevivir". 🤣🤣🤣
Repartimos el agua que hemos porteado, es un día caluroso y ni por la fuente del pueblo mana. Para regresar al coche entramos en la parte alta de Olvena en busca del sendero que baja al espectacular puente de la Sierra.

Los chavales están agotados y tienen hambre, así que nos vamos a un conocido restaurante de Graus donde comemos estupendamente. Mientras comen los chicos cargan las "pilas", acaban con el postre pidiendo la segunda ferrata. Ahora es el padre 🤣🤣 el que está cansado, les promete repetir otro día para contentarlos.
Me despido de los tres y ellos vuelta a Zaragoza, yo regreso a Campo a exprimir mis últimos diez días de vacaciones.